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No importa cómo te ven, sino cómo te ves...

Un cuento del inigualable Nasrudin y una gran enseñanza.


Todos los días Nasrudin iba a pedir limosna a la feria, y a la gente le encantaba hacerlo tonto con el siguiente truco: le mostraban dos monedas, una valiendo diez veces más que la otra. Nasrudin siempre escogía la de menor valor.

La historia se hizo conocida por todo el condado. Día tras día grupos de hombres y mujeres le mostraban las dos monedas, y Nasrudin siempre se quedaba con la de menor valor.

Esto duró mucho tiempo, hasta que apareció un señor generoso, cansado de ver a Nasrudin siendo ridiculizado de aquella manera, lo llamó a un rincón de la plaza y le dijo:


—Siempre que te ofrezcan dos monedas, escoge la de mayor valor. Así tendrás más dinero y no serás considerado un idiota por los demás.


—Usted parece tener razón —respondió Nasrudin—. Pero si yo elijo la moneda mayor, la gente va a dejar de ofrecerme dinero para probar que soy más idiota que ellos. Usted no se imagina la cantidad de monedas que ya gané usando este truco.

No hay nada malo en hacerse pasar por tonto si en realidad se está siendo inteligente.



Claramente Nasrudin tenía claro su objetivo, y no iba a permitir que su ego se interpusiera en el camino, si se hubiese preocupado por lo que los demás pensaban de él, seguramente no tendría tantos ahorros.

Muchas veces hacemos lo que los demás desean, o hacemos cosas pensando en lo que los demás pensarán de nosotros, abandonando nuestro objetivo real.

Cuando te importe más lo que los otros piensen de ti, que lo que tu mismo puedas pensar, estarás viviendo la vida de ellos y nunca encontrarás felicidad en la tuya.

Que tus sentimientos no se modifiquen por las acciones de los demás...

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