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Trabajo en equipo o equipo de trabajo

Actualizado: 10 dic 2019

En cualquier ámbito que participemos, siempre vamos a tener situaciones donde debemos funcionar en equipo, ya sea en una empresa, hobby, deporte amateur, profesional y hasta incluso en el grupo de padres del colegio de nuestros hijos, pero siempre aparece una oportunidad de formar un team con otras personas.  Esto no solamente es obligatorio sino que además es beneficioso; recordemos que nuestro cerebro es un órgano netamente social, y que a través del contacto con los demás se siente feliz, recarga energía, incorpora conocimientos y hasta fortalece la práctica en el control de las emociones. Otro factor que se incrementa es el de la creatividad, el constante intercambio de ideas hace que tengamos respuestas para diversos temas y esto enriquece el camino neuronal que recorren las opciones entre nuestros lóbulos cerebrales.


Ahora bien, todo esto es lo que ocurre dentro de nuestra cabeza, y qué tiene que ver con un equipo? Ahí está el secreto, porque indefectiblemente todos estamos tentados con el éxito, con recibir la palmada de triunfo y pasar a la historia siendo el que resolvió la situación; de esta manera el perjudicado es justamente el equipo, y pasamos a ser un grupo con individualidades que consiguen pequeños logros a través del esfuerzo multiplicado por la cantidad de integrantes, y cuantos más sean, mayor será el desgaste hasta la ruptura final.  Pero qué pasa si nadie piensa en uno mismo...? Les pongo un ejemplo:


A mis alumnos del Club siempre les digo lo mismo, "el mejor jugador del equipo es aquel que hace jugar bien a los demás", cómo es esto?  La tendencia natural es la de mostrarme como mejor jugador, incluso tratando de resolver mi puesto y cuidando "mi quinta" para que mi parte salga bien, y si todos hacemos esto el funcionamiento general será el correcto. Hasta aquí parece lógico, pero no tenemos en cuenta el factor humano, el papel de las emociones, un mal día que juega en contra de cualquiera, entonces allí se produce un error, y esto desencadena todo el desbarajuste, porque esa "quinta" empieza a mover las piezas del resto de la maquinaria hasta generar un caos, y ese caos afecta mi desempeño particular, en consecuencia provoca el enojo hacia ese jugador que se equivocó, aumentando así el malestar total del equipo y la desconcentración final.  Pero si en cambio le sumamos el factor solidaridad, preocupándonos porque el resto juegue bien?  Hagámoslo simple: mi preocupación está puesta porque el resto juegue bien, y ese resto también lo está (pensamiento de equipo), hay un 99% de posibilidades de que los 11 jugadores jueguen bien, incluso aquel que no está pasando un buen momento, se encuentra con 10 puntales que lo mueven hacia lo correcto.


Ya lo vimos en varias oportunidades, transformar la competencia en "coopetencia", es decir un ambiente cooperativo que nos lleve al éxito. De esta manera es sumamente sencillo no? No.  Nada es sencillo si de modificar conductas se trata, el cerebro es un órgano plástico pero requiere de mucho esfuerzo, tenacidad y tiempo para conseguirlo, el compromiso de todos los actores es fundamental para lograr el cambio, a través del entrenamiento.  Para esto se deben generar programas que fortalezcan las relaciones, trabajar profundamente el autoconocimiento, la inteligencia emocional, el altruismo, donde se llegue a la transformación del Ser individual para convertirse en uno social o colectivo. Como profesores tenemos la responsabilidad total de estas acciones, porque muchas veces armamos los equipos para ganar, y ese fin es totalmente egoísta si pensamos en que debemos formar jugadores, el ganar es para nuestro beneficio. Y recordemos lo que dijo el gran Alfredo Di Stéfano, "ningún jugador es tan bueno como todos juntos".

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